Capitulo 8: Ojos azules

Una tarde estaba con Nikki en el parque, yo sentada en una banca y ella jugando con un pajarito, estaba pensando en Diego, más bien en sus ojos azules, esos ojos que nunca miraban fijamente y parecían ocultar algo.

De repente, Nikki se empezó a comportar muy extraño, primero se quedo quieta y se puso a temblar, luego comenzó a gruñir y ladrar como cuando se le acercaba un desconocido, pero no había nada ni nadie hacia donde señalaba, luego salió corriendo hacia la calle a toda velocidad.

Corrí detrás de ella sin lograr alcanzarla, me puse histérica, no podía perder a mi perrita, regrese al edificio, le pedí ayuda al portero, pero me dijo que no podía dejar su puesto, mis padres no estaban, ¿que se supone que hiciera?

Entonces me di cuenta, mis padres no estaban pero habían dejado el auto, nunca me habían dejado manejar, pero no podía ser tan difícil, además tenía que encontrar a Nikki.

Saque el auto un poco nervioso, rogando que el portero no se diese cuenta y ninguno de los vecinos me viera.

Mire a todos lados y de pronto lo vi, ahí estaba Diego mirándome desde el quinto piso.

Me sentí mas nerviosa, pero lo ignore y seguí como si nada, pero ¿Cómo encontraría a Nikki en ese mar de gente y calles?

Conduje cerca de 1 hora, me estaba acostumbrando cuando al fin vi a Nikki, estaba entre unos escombros de un edificio que estaban demoliendo, estaba subida en una columna  y una enorme retroexcavadora  iba hacia ella, grité, y perdí el control del auto, lo último que recuerdo, fue gente gritando y un golpe en la cabeza.

Abrí los ojos, unos ojos azules y penetrantes me miraban, me levante rápidamente

-            ¡ay! , me duele la cabeza – exclame-

-            tranquila, ten cuidado

-            Nikki, ¿Dónde está Nikki?

-            ¿tu perrita? , no te preocupes ella está bien

-            pero, ¿Cómo?, tú estabas en el edificio, yo te vi, ¿qué haces aquí? , ¿dónde estoy?

-            oye, te golpeaste la cabeza y chocaste un auto, podrías dejar de hacer tantas preguntas y esperar a que venga un doctor y te revise

Hasta entonces me di cuenta que estaba en un hospital

-            no es necesario, quiero irme a mi casa

-            cálmate y no discutas

-            está bien

-            no deberías conducir si no sabes

-            y tú no deberías meterte en lo que no te importa

-            está bien

-            lo siento, si no fuera por ti no se qué hubiera pasado, gracias

-            de nada, solo no vuelvas a hacerlo

En eso el doctor entró  y me revisó, no era nada grave, solo un golpe, me mandaron unas pastillas para el dolor, yo no quería pero llamaron a mis padres, Diego se había ido, entonces me acorde del auto, ¿cómo estaba el auto?

Mis padres llegaron y trague saliva, estaban enojados pero más que todo felices de que no hubiese sido algo más grave, cerré los ojos y me hice la dormida.

-            Lucia…  -dijo mamá – te he visto dormir desde que naciste, sé que  me estas escuchando,  no estamos enojados, por suerte no te pasó nada pero fue muy irresponsable lo que hiciste, ya fuimos por el auto y Nikki está en la casa, está bien, el doctor dijo que dos muchachos te trajeron, al auto tampoco le pasó nada grave, se rompió un espejo y se rayó la pintura, vas a tener que pagar los gastos y estas castigada por 2 semanas, solo tienes permiso de salir del colegio a la casa, ahora vamos, levántate, ya nos podemos ir.